El nombre de Iván Antonio Herrera Bastidas está escrito con letras doradas en la historia del baloncesto ecuatoriano. Con más de 45 años de trayectoria, ha sido inspiración para generaciones de deportistas, dejando una huella imborrable en las canchas del país y, en especial, en Cotopaxi.

Su carrera comenzó en 1979, cuando con apenas 15 años participó en su primer Campeonato Juvenil Nacional en Machala. A partir de entonces, su capacidad anotadora lo consagró como el mejor encestador juvenil en Ibarra (1980) y Latacunga (1981). En 1982 fue campeón y goleador del torneo Interfuerzas con la Escuela Militar Eloy Alfaro.

Herrera integró equipos emblemáticos como Cauchós Vikingos, Liga Deportiva Universitaria de Pichincha y el Club Importadora Alvarado de Tungurahua, con el que fue finalista de la Liga Profesional en 1993. Además, se destacó en torneos senior y barriales, brillando por su puntería en triples y liderazgo en anotaciones.

Su destacada carrera fue reconocida esta semana en Quito, durante el Torneo Panamericano, donde la Asociación Mundial de Maxibásquet lo declaró “Gloria del Deporte Ecuatoriano”. Un homenaje merecido por su entrega y contribución al baloncesto nacional.

A sus más de 60 años, Iván Herrera sigue activo en las canchas, demostrando que la pasión y el talento no tienen edad. Su legado, coinciden compañeros y rivales, lo consagra como “el mejor de Cotopaxi” y un ícono del deporte ecuatoriano.